Había una vez un corazón sin mácula,
Rojo diamante de ternura y ardor.
De día latía con compás de foxtrot.
De noche nocturnos de violín.
Al amanecer, sonatas de tocador.
De una rosa,
Hermosa,
Se enamoró.
Fragante aroma
Y tacto de...flor.
No vio sus espinas.
Ni vio la traición.
Llena su sangre
De honda emoción.
Abrazó la rosa,
Y ésta pinchó.
En la carne más tierna
Con saña mordió.
Ay, ay...pobre corazón.
Que dulces tus lágrimas,
Que dulce el dolor.
Mis espinas te dejo,
Y también la prisión
De conocer al fin
El verdadero amor:
Que no hay rosa sin espinas,
Ni corazón
Que por mucho que amara
Nunca se hirió.
Madhuvari
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