26.5.07

Soñar que la vida es sueño y que el sueño es vida, que no hay montaña ni valle en el camino, sino valle y montaña en los ojos que nos impiden volar. Retener el miedo como un tesoro, apretado contra el pecho, como única realidad. Saber que el miedo que ahoga el aliento no es real, y desprenderse de las capas y capas de mente que nos impiden amar, y saber, y llorar.
Ahogar el grito un instante y soltarlo al infinito en un lamento constante para que llegue a Dios, durante el trayecto inacabable que separa el tu del yo.
Saltar y bailar como locos que han vuelto a nacer en la vejez de su alma; desprenderse de todo aquello que tapa el cuerpo y cubre el alma; gozar amando, gozar sufriendo, gozar gozando, y al final, gozar del viaje infinito que nos enseña a gozar.