26.9.08

Placeres nocturnos en el bosque

La noche era cálida. La luna y las estrellas brillaban en el cielo como broches de diamantes prendidos en el abrigo negro de una adinerada viuda.
Los grillos cantaban su mejor sinfonía con una ligera variación de tono en los cri finales – osado, arriesgado, en todo caso hermoso, escribiría la mofeta en la gaceta cultural de ese mes -. Y mezclado con los cri unos suspiros.
- Ay, sigue amor mío, no pares...
Los búhos, fingiendo indiferencia, observaban la escena con un leve estremecimiento.
- Sigue, sigue así...un poquito más fuerte...
Los suspiros y los gemidos despertaron a algunos conejos que se acercaron sigilosamente al lugar donde acontecía el acto amoroso.
- Mi vida, un poquito más, ya casi está, un poquito más...
El jabalí, escondido en unos arbustos, tragó saliva.En un claro del bosque, un matrimonio de osos se frotaba la espalda uno contra el otro.

Madhu